Provida sin censura
FUENTE: PROVIDA SIN CENSURA
Una sociedad con ausencia de padre deviene en una sociedad maternizada en exceso. Esto es tan nocivo como el exceso de paternidad autoritaria. Cuando ello ocurre hay hombres inseguros que desconfían de los otros hombres y temen a las mujeres, temor que ocultan tratando de halagarlas hasta la obsecuencia o de someterlas económica, social o sexualmente.
La sociedad maternizada es una sociedad de mujeres abrumada por la superposición de exigencias, de mujeres insatisfechas, demandantes de algo que los hombres de esta sociedad no pueden ofrecer (porque ni saben ni tienen). Es una sociedad de mujeres que desarrollan facetas de sí mismas, que se prueban autónomas y capaces, pero que están (con justicia) hambrientas de amor.
Una sociedad maternizada es una sociedad en la cual hay una energía ausente: la del padre.
-Sinay, S. (2006) «La masculinidad tóxica». Ediciones B.
En consecuencia obtenemos una lucha entre sexos sin la mínima intención de comunicarse y llegar a una solución social. Un ejemplo claro lo tenemos en la concepción de la sexualidad humana actual, reducida a la interacción de cuerpos sin la entrega de futuros; una negación rotunda al compromiso.
En definitiva no podemos excluir al hombre de la paternidad limitándonos a promover una sexualidad promiscua e irresponsable desde la adolescencia, pues estaremos fomentando el ausentismo de la paternidad, o sólo el rol económico del padre en relación con su hijo.
Promover el aborto es también eliminar la toma de decisiones del hombre en cuanto a su paternidad, es destruir su potencialidad y función nutricia no sólo material sino también afectiva, espiritual y social.
Al promover el aborto negamos la corresponsabilidad de la pareja en cuanto a su fertilidad y vida sexual, negamos el fruto del vínculo, negamos el derecho a vivir del hijo y afirmamos la esclavitud de la mujer a un sistema que sólo le interesa explotar su cuerpo para llenar su cartera.