Amnistía Internacional aprueba polémica política sobre despenalización de la prostitución
Si algo distingue a Amnistía Internacional es la defensa de los derechos humanos, y, de acuerdo con la organización, también los derechos de los trabajadores sexuales deben ser reconocidos y protegidos por la ley.
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Fuente: Reuters.com
LONDRES (Thomson Reuters Foundation) –
Amnistía Internacional votó el pasado martes 11 de agosto, por refrendar un polémico plan de respaldo a la despenalización de la prostitución, una medida que generará presión del destacado grupo de derechos humanos sobre los gobiernos para que no se castigue a millones de trabajadores sexuales en todo el mundo.
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«Los trabajadores sexuales son uno de los grupos más marginados del mundo, quienes en la mayoría de los casos enfrentan un riesgo constante de discriminación, violencia y abuso», dijo en un comunicado Salil Shetty, director general de la organización, en un comunicado.
«Nuestro movimiento global allanó el camino para adoptar una política para la protección de los derechos humanos de los trabajadores sexuales que ayudará a dar forma al trabajo futuro de Amnistía Internacional sobre este importante tema», agregó.
Amnistía dijo que tomaba la decisión luego de dos años de consultas e investigación, recabando evidencia de agencias de la ONU y de las conclusiones de sus propias misiones en Argentina, Hong Kong, Noruega y Papúa Nueva Guinea.
El grupo ha sido duramente criticado por activistas de los derechos de las mujeres y por estrellas de Hollywood, como Meryl Streep, Kate Winslet y Emma Thompson, desde que se filtró un borrador de la propuesta.
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Amnistía defendió su nueva política, diciendo que era la mejor manera de apoyar los derechos humanos de los trabajadores sexuales y reducir el riesgo de abuso, como palizas, violencia sexual, arresto arbitrario, extorsión, acoso, tráfico humano y exámenes de VIH forzados.
Añadió que la política se basó en discusiones con grupos de trabajadores sexuales, activistas de VIH/sida, grupos que representan a ex prostitutas y agencias contra el tráfico, entre otros.
«Estoy emocionada», dijo Laura Lee, una trabajadora sexual y activista irlandesa. «Es la mejor manera de sacar al trabajo sexual de la Edad Media y darnos los derechos y la protección que merecemos», añadió.
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Sobre el tráfico de personas, Amnistía dijo que la práctica era «aborrecible en todas sus formas, incluida la explotación sexual, y debería ser criminalizado como un tema de derecho internacional».
Varios críticos, sin embargo, dijeron que la política aprobada por la organización se ponía de lado de la industria sexual.
Pero la asesora de política de Amnistía Catherine Murphy dijo a Thomson Reuters Foundation: «Lo que (la nueva política) significará es la despenalización de leyes sobre trabajo sexual consentido».
«La explotación o tráfico dentro del comercio sexual seguirán siendo delitos», agregó.
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