Corrección política por encima de LIBERTAD DE EXPRESIÓN

8 enero, 2016
Fuente: Actuall

Puede que al final de todas las emancipaciones, las sociedades de Occidente se estén volviendo, no más libres, sino más intolerantes.

La ola de protestas en los campus universitarios de Estados Unidos parece un corolario diferido del mayo del 68. Los nietos de aquellos que alumbraron la civilización del deseo, hoy gritan para encadenar el pensamiento.

Los jóvenes están pidiendo, básicamente, que la corrección política se imponga sobre la libertad de expresión.

Un creciente número de estadounidenses, especialmente entre losmillennials de 18 a 34 años, quiere que los gobiernos vigilen el lenguaje con el que la gente habla en público de las minorías sexuales, raciales o religiosas.

En Europa, el apoyo a reducir la libertad de expresión en nombre de la corrección política es aún mayor.

Según esta encuesta del Pew Research Center, un 40% de los españoles es partidario de que el Gobierno intervenga para evitar las ofensas a grupos como homosexuales o musulmanes.

Te he preparado un gráfico sobre esta actitud en distintos países, que encontrarás en la sección De un vistazo de este Brief, más abajo.

Paradójicamente, España es uno de los países con más apoyo a una dictadura de la corrección política y, al mismo tiempo, de los más feroces del mundo en las manifestaciones públicas de antisemitismo o contra la Iglesia y la mayoría católica.

La exposición sacrílega de 248 Formas consagradas en una sala de arte del Ayuntamiento de Pamplona, el boicot a Israel que algunos ayuntamientos llevan a su política cultural, el asalto a la capilla universitaria de la Universidad Complutense por quien hoy es portavoz del gobierno municipal de Madrid, o la moda de esconder los símbolos religiosos de la Navidad en las ciudades son solo algunos ejemplos de la institucionalización de las actitudes contra dos comunidades, judíos y cristianos, que no gozan del manto protector de la corrección política.

La escalada de intolerancia de la izquierda no es un fenómeno exclusivo de la sociedad norteamericana.

Si en Princenton, los estudiantes han ocupado la oficina del rector para pedirle que retire todas placas, murales y menciones al presidente Woodrow Wilson, que fue rector de la muy selecta universidad y al que acusan de racista, en España, los ayuntamientos gobernados por Podemos y el PSOE –muchas veces, con el silencio acomodaticio del PP– están en plena fiebre inquisidora contra la memoria de escritores, artistas y militares en las ciudades, bajo la imputación de franquistas.

En las bibliotecas de los campus norteamericanos, ya se etiqueta los libros como si fueran cajetillas de tabaco, advirtiendo de su contenido ofensivo contra tal o cual minoría.

Así –señala Edward Luce [en inglés, de pago]– la Metamorfosis de Ovidio promueve la violación, El gran Gatsby es una novela misógina,Matar a un ruiseñor, una apología del patriarcado, y El mercader de Venecia, un monumento antisemita.

La intolerancia de la izquierda no es una novedad; sí lo es que está consiguiendo su objetivo de construir una sociedad opresiva contra el genio espontáneo del pensamiento. En nombre de la diversidad, una nueva fuerza oscurantista está imponiendo el pensamiento único en las sociedades abiertas.– V. Gago

[Con información de Mother Jones, The Washington Post, Financial Times y Actuall]

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¿Crees que los gobiernos deben limitar la libertad de expresión para que el lenguaje no ofenda a las minorías, como piden los estudiantes en las protestas de los campus universitarios de los Estados Unidos? Espero tus comentarios a vgago@actuall.com.

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