Derechos sexuales y reproductivos: Un invento de la Ideologia de Genero para conseguir poder politico
No es responsable abordar de manera crítica el tema de los tales Derechos sexuales y reproductivos sin ilustrar al lector sobre el fundamento sobre el cual han sido “inventados” estos mal llamados derechos: la ideología de género.
Esta ideología desconoce la realidad natural del ser humano, el matrimonio y la familia, pues considera que esto no es más que una construcción cultural, subjetiva, es decir, que las categorías ontológicas de hombre y mujer no son más que invenciones culturales que han contribuido a la alienación. Así, pues, sostiene que la verdadera libertad y autonomía consisten en liberarse de estos supuestos condicionamientos culturales, a fin de construirse a sí mismo según los propios deseos. De ahí, entonces, que defienda la libre elección de la “orientación” sexual que cada cual quiera darle a sus deseos, independientemente de la propia e incontestable determinación psico-biológica.
A partir de esta interpretación antropológica se niega la realidad misma del ser humano que nace (no se hace) hombre o mujer, realidad que es reconocida como tal por la ley y sobre la cual la ley encuentra su fundamento y razón de ser.
Vale la pena recordar que los derechos humanos no fueron una invención de la ONU; no fueron producto de un consenso, sino del reconocimiento universal de la dignidad y libertad de la persona humana, previas a cualquier determinación cultural por razón de su condición natural. Cuando la Declaración Universal de los Derechos humanos , en su artículo N° 2, reza : “Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición” jamás se refiere a la categoría orientación sexual, puesto que un deseo personal y subjetivo no puede equipararse de ninguna manera con una condición de la naturaleza misma del ser humano – raza, sexo, etc.- o con los presupuestos religiosos, políticos o étnico-culturales de las distintas personas que conforman la gran familia humana.
La ideología de género constituye, además, una ideología POLÍTICA, un instrumento de poder, que equipara los derechos humanos promulgados por la Declaración Universal de la ONU en 1948, a unos mal llamados derechos sexuales y reproductivos. Cuando nos referimos a los DERECHOS HUMANOS no se trata, ciertamente, de derechos creados por la Declaración, sino reconocidos y codificados por ella. La Declaración Universal es muy clara: “reconoce los derechos que proclama, no los otorga». Además, la Declaración, que reconoce «la dignidad intrínseca» y los «derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana», constituye un «punto de encuentro» para la reflexión y la acción conjuntas. En representación de los pueblos del mundo las naciones se pusieron de acuerdo para renunciar a la ideología, yendo más allá del utilitarismo y para reconocer los fines arraigados en la naturaleza de todas y de cada una de las personas.
Es insólito y temerario que instituciones que deben proteger los vínculos entre los miembros de la Familia acudan a promulgar estos “derechos” que no lo son, confundiendo a los niños y jóvenes y planteando, en última instancia, una reingeniería social. Lo cual no exime al Estado de crear estrategias que promuevan la salud sexual y reproductiva, cuidando especialmente a la madre y al niño y educando a la mujer y al hombre para que cumplan adecuadamente sus funciones de conyugalidad y paternidad, cuando estén preparados para ejercerlas de manera libre, complementaria y amorosa. De esta manera, los Derechos humanos fundamentales, contenidos tanto en la Declaración Universal de los Derechos Humanos , como en la Constitución Política de Colombia y en el Código civil colombiano serán respetados.
MARÍA CECILIA HENAO DE B.
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