Llamado a los gobiernos a diseñar políticas públicas para la protección del matrimonio y la familia
Fuente: IDEAS
Ciudad del Vaticano, Roma 18 de noviembre del 2014
Sociólogos y líderes religiosos exhortan a gobiernos a garantizar políticas públicas que auxilien a matrimonios principalmente a aquellos con hijos
Por ser el principal beneficiario, el Estado debe promover y proteger el matrimonio e impulsar políticas públicas que incluyan beneficios fiscales para quienes se mantengan en él, plantearon especialistas, académicos y líderes religiosos que participan en el Coloquio Internacional “Complementariedad entre Hombre y Mujer”, que se realizó en Roma.
Estudios en distintas regiones del mundo han demostrado que la contracultura, supuestos nuevos derechos e incluso falsas ideas de autonomía y de igualdad de género han provocado la desarticulación del vínculo familiar y la promoción del divorcio, lo que a su vez genera bajo nivel nutricional y de aprendizaje escolar en los niños, adicciones, deserción escolar, embarazo adolescente, violencia, pobreza, problemas de conducta y depresión entre otros problemas.
Alrededor de 350 académicos, religiosos, y representantes de la sociedad civil de 14 religiones y 23 países participaron en el segundo día de actividades del Coloquio internacional “La Complementariedad entre el hombre y la mujer”, en el que el debate se centró en la inexistencia de políticas públicas que promuevan el matrimonio y la familia.
Existe una destrucción del contrato matrimonial y a pesar de sus efectos devastadores para con la sociedad no se hace nada para frenar o revertir esa situación. No se trata de un asunto únicamente de particulares porque lo que daña al matrimonio afecta a toda la comunidad, por ello “la ley debe proteger” este tipo de acuerdos o relaciones contractuales del matrimonio entre un hombre y una mujer.
Según diversos estudios, las políticas públicas que protegen el matrimonio heterosexual son positivas para los hijos menores de edad, la mujer y para la pareja en temas como la educación, la salud física, afectiva y espiritual, señaló Michael Nazir’Ali, obispo anglicano de Rochester y presidente del Oxford Center.
“Necesitamos una doctrina pública, un instituto sobre el matrimonio, porque hoy por hoy parece que es más fácil salir del compromiso que crecer en él, es más fácil salir de un matrimonio que salir de una hipoteca”, dijo, al sostener que se ha abandonado la idea del matrimonio sin pensar en las consecuencias.
Lamentó que muchos gobiernos promuevan legislaciones para acelerar el divorcio civil como un derecho o una falsa interpretación de la autonomía o la igualdad entre hombre-mujer, sin que existan iniciativas públicas que generen apoyos para evitar esas rupturas matrimoniales.
En vez de garantizar la existencia del vínculo familiar a través del matrimonio, se dan todo tipo de facilidades para la separación de las parejas, lo que provoca un daño muy grande a posteriori, señaló.
A pesar de todo, jóvenes y adolescentes aún creen en el matrimonio, dijo al considerar que “la unión entre personas del mismo sexo no pueden ser llamadas matrimonio, es una categoría completamente diferente” acotó el obispo Nazir’Ali.
Dijo que mientras en los gobiernos europeos se ha propiciado el que algunas relaciones sean protegidas por la ley “es un error de categoría el pensar que estas relaciones podrían ser consideradas ‘matrimonios’. El matrimonio reviste una categoría especial, lo que debemos reforzar es el derecho natural del matrimonio”.
En este sentido hizo su propuesta para que el apoyo que requieren las familias y en sí el matrimonio sea patrocinado por los gobiernos: “En primer lugar, los matrimonios y matrimonios con familia deberían recibir exenciones fiscales porque tienen la responsabilidad de la vida marital y familiar; también se debe apoyar a los niños, porque es un problema en Europa el que la gente no tenga hijos aun casados, necesitamos un sistema para ayudar a los menores. Y, finalmente, un apoyo para quien participa al cien por ciento en la crianza de los hijos, usualmente la madre, que decide quedarse con los hijos en casa y necesitan transferir privilegios fiscales a su cónyuge para la educación y crianza de los menores”.
En el Salón Sinodal de la Santa Sede, la socióloga Jacqueline Cooke-Rivers, doctora en estudios africanos y afroamericanos de la Universidad de Harvard, citó un estudio sobre la población marginal negra y latina en los Estados Unidos de los años 60’s que destaca que el 25 por ciento de los nacimientos sucedían fuera del matrimonio como resultado de diversas patologías sociales en los hogares donde los padres estaban ausentes.
Desde aquellos años, el informe recomendaba programas de atención a familias marginadas y provocó una afirmación de que los matrimonios estables eran necesarios para la estabilidad de la comunidad. Sin embargo, “50 años después la tasa de hijos fuera del matrimonio se ha elevado al 70 por ciento, con las consecuencias materiales y espirituales que el informe predijo: consecuencias devastadoras para la comunidad.
“Los niños son los que más han sufrido los efectos negativos de ser criados en hogares encabezados por mujeres solamente. Estos niños experimentan tasas más altas de pobreza, problemas en la escuela, resultados menores en pruebas de rendimiento y problemas de conducta. Los adolescentes y los adultos experimentan problemas psiquiátricos, abandono de la escuela, maternidad adolescente, entre otros”, enfatizó Rivers.
Una tarea nada sencilla, toda vez que se requiere de la “valentía de los defensores del matrimonio y la familia, tanto como la vergüenza de nuestra falla al defender a quienes sufren por ser diferentes” replicó la socióloga Cooke-Rivers.
El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, subrayó que el diálogo entre líderes de diferentes religiones rompe con prejuicios y permite la unión por la defensa por valores compartidos como la defensa del matrimonio y la familia como base de sociedades más armónicas.
El matrimonio no fue creado por el Estado humano y por lo tanto no puede ser destruido por el Estado humano, dijo el reverendo Russel D. Moore, presidente de la Comisión Ética y religiosa de Estados Unidos.
La revolución sexual actual no puede mantener sus promesas, pues conduce al aburrimiento, por lo que decepcionados de esto “necesitamos la alegría del matrimonio entre un hombre y una mujer”.
Por ello, Russel convocó a los presentes a no rendirse y defender el matrimonio. “Debemos de crear culturas en las que se defina la masculinidad no por estereotipos culturales sino a través de un liderazgo. Debemos trabajar por el bien común, en contraste con los carnavales sexualmente libertarios que nos rodea.Debemos luchar contra la voluntad de poder que reduce a los niños a productos que se pueden fabricar y desechar”.
En el coloquio organizado por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Centro de Ética y Cultura de la Universidad de Notre Dame y los institutos para el Estudio de la Familia y la Cultura y Witherspoon, el profesor Abdelwahab Maalmi, de la Facultad de ciencias jurídicas y sociales de la Universidad HassanII enfatizó que la familia y el matrimonio siguen siendo dos valores buscados por los jóvenes en las comunidades musulmanas.
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