QUE ESTA GENERANDO EL GENERO? FUTURAS GENERACIONES O DE-GENERACIONES?
Poco a poco, términos como género, equidad, construcción sociocultural, educación para la ciudadanía, y derechos sexuales y reproductivos empiezan a invadir nuestro entorno en medios de comunicación, debates políticos, paraderos de buses, cartillas y cátedras de educación sexual. Todos éstos pertenecen a la Ideología de Género, tendencia de pensamiento cerrado y radical que para unas generaciones es completamente irracional mientras que para nuestros menores empieza a ser parte de un estilo de vida, cuyos planteamientos han venido ingenuamente apropiando, producto del adoctrinamiento y manipulación de un grupo de personas cuyos intereses están centrados en exaltar positivamente las características de un colectivo minoritario y presionar para que una sociedad entera las asuma como propias.
Dichos planteamientos que no poseen sustento ni validación científica, ya que niegan la biología y el orden natural que rige al ser humano, muestran una concepción de hombre según la cual la identidad sexual es una variable subjetiva y mutante, que cada persona construye y reinventa según su propio deseo, y en donde cada individuo al nacer sexualmente neutro, puede asumir el rol que quiera representar, independientemente de sus características físicas y psicológicas, rol que va variando según sus gustos y estados de ánimo y cuyo límite es la imaginación. Dichos roles se desenvuelven sin tener en cuenta las gravísimas consecuencias que repercuten en la salud física y mental del ser humano, al desintegrar o romper la unidad natural que hay entre cuerpo y mente. Esta concepción de hombre homosexual, bisexual, transexual, lesbiana etc. proclama la libertad absoluta, como la liberación de lazos y condicionamientos naturales, como la relación paterno- filial, la familia, el matrimonio y la maternidad.
En cuanto a la educación, son políticas tanto nacionales como distritales, formar a los jóvenes en esta corriente, que se les plantea como la única opción de vivir la sexualidad y la libertad basada únicamente en la reclamación de derechos. Los instruye en el desarrollo de las capacidades afectivas, el reconocimiento de la diversidad afectivo-sexual, así como la valoración crítica de las desigualdades con el fin de superar los comportamientos ´´sexistas ´´que desconocen cualquier diferencia física, psicológica y de comportamiento entre hombre y mujer, o muestran la diferencia, calificándola como discriminatoria. Además, promueven en las cátedras de Educación Sexual y de Ciudadanía la precocidad de los jóvenes y adolescentes en materia sexual, promocionando el placer como un valor único y absoluto, que ha de ser alcanzado a través de cualquier medio, comportamiento y forma de relación. La genitalidad queda centrada en la persona misma o en una pareja no estable, que se torna en un instrumento de uso, de abuso y de desecho, al no proporcionar el placer deseado. De esta manera, se anula la posibilidad de abrirse a la procreación, al amor y a una relación estable y duradera.
Los jóvenes, seres en formación y en búsqueda de afirmación de identidad personal, sí siguen e imitan irracionalmente modelos y personas que llevan valores contrarios a los recibidos en sus casas, persiguen sus ideales y toman banderas apasionadamente. Los padres de familia, por comodidad o por un sentimiento erróneo de ineptitud para manejar estos temas, delegan la formación sexual de sus hijos a ´´expertos´´ que muchas veces utilizan herramientas y temáticas no aptas para la edad ni el momento de desarrollo en el que se encuentran. Las nefastas consecuencias se ven reflejadas posteriormente en los adolescentes, en su familia y en la sociedad.
Es de hombres grandes el atreverse a educar a la juventud en valores íntegros, trascendentes y dignificantes, en buscar sacar lo mejor de ellos, de su personalidad, de su integridad y sus capacidades. Es un deber de todo adulto proponerles una visión del ser que corresponda con su realidad y enseñarles a vivir la sexualidad de manera integral y humana, sustentada en valores fundamentales que los enaltezcan como personas y que les planteen una dimensión de genitalidad fundamentada en el amor de entrega total a la pareja, ligada a una apertura a la vida, y donde el placer tome su verdadero sentido en la disposición de entrega por amor al otro, en todas las dimensiones del ser y de manera continua en el tiempo. Sólo así estamos educando jóvenes para compromisos estables y responsables, realmente preparados para la vida, que podrán vivir una adultez sana, feliz, tranquila, enmarcada en una vida con sentido; y las familias y la sociedad encontrarán finalmente la estabilidad y progreso que tanto perseguimos.
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