Vientres de alquiler

21 marzo, 2015

vientre_alquiler

Fuente: Profesionales por la Etica

Por: Alicia V.Rubio Calle

En una emisora indeterminada y en un horario en el que suelo estar “soñando con los angelitos”, pero en el que estaba despierta y tosiendo, me encontré una entrevista al presidente de “Maternidad Subrogada” hablando de las maravillas de esta nueva modalidad de compraventa de seres humanos.

La manipulación lingüística era notable desde el principio.

Contó que él siempre había querido disfrutar de la paternidad y que al abandonarle su pareja decidió informarse sobre la maternidad subrogada como hombre soltero.

Decía que odiaba que se le denominara vientres de alquiler porque él en ningún momento había pagado un precio a la mujer porque le alquilara su vientre, sino que le había dado una compensación económica por las molestias.

Yo pensé que, según ese razonamiento y visto así, no había prostitutas que alquilaban sus cuerpos, sino amables mujeres que, ante la necesidad masculina, se ofrecían generosamente y luego estos les daban una compensación económica por las molestias. Aunque me temía que ni unas ni otras lo hacían por altruismo sinopor esa compensación económica por las molestias que, contra toda lógica, en vez de quedar al albedrío del agradecido cliente, perdón, agradecido agraciado, eran ellas las que marcaban la cantidad que les resarcía de las tales molestias. Vamos, que sin compensación no había trato, lo que vulgarmente se llama compraventa.

Una vez este señor se realizó como padre, porque era su derecho, pues insistía en que la paternidad era un derecho con el que él había nacido, contó que tuvo otra pareja. Después de repetir mucho “mi pareja”, la construcción de una frase exigíó especificar el sexo de la tal pareja que resultó ser otro hombre, momento que aprovechó para asegurar que muchos matrimonios heterosexuales también utilizan los vientres de alquiler.

Volvió a hablar de su derecho a la paternidad, de su trato exquisito con la mujer que puso el útero, a la que consideraba de la familia y él gratificó económicamente por su bello gesto, y exigió que en España se permitiera este tráfico de mujeres y niños para cubrir, obviamente, su hasta ahora desconocido derecho a la paternidad y el de otras personas que viven la vida ejerciendo neoderechos y utilizando a los demás para ello.

Yo no digo que este señor no fuera un buen hombre capaz de sentir algo tan siniestro como el tráfico de mujeres y niños al modo de un intercambio de favores y afectos, dinero mediante, pero… ¿De verdad piensa que todos los clientes de las prostitutas las consideran amables mujeres a las que por su gentileza con ellos, las gratifican económicamente? ¿Y de verdad piensa que los vientres de alquiler merecen para muchos otro valor que un cuerpo por el que se paga para un servicio concreto?

Al margen de cualquier consideración moral, ambos casos son un mero negocio de compraventa de servicios.

Yo comprendo, caballero, que le repateen las tripas cuando se hable de vientres de alquiler, porque la realidad es tan fea como el término, pero permítame que lo siga utilizando por ser bastante más preciso y breve que la “maternidad subrogada para ejercer su neoderecho de paternidad de compraventa”.

 

Compartir

Una respuesta a “Vientres de alquiler”

  1. ana dice:

    Yo estoy dispuesta a prestar mi vientre para q otra mujer pueda tener el gusto de ser madre nadie sabe lo q ellas sienten y cuanto sufren por este motivo algunas llegan a suicidarse entonces a quien le hace daño q una le quiera dar vida a otra vida es mi pregunta